Por Amaral Palevi Gómez Arevalo*
El escrutinio final de las Elecciones Presidenciales de El Salvador para el periodo 2014-2019 dio como ganadores a la fórmula compuesta por Salvador Sánchez Cerén y Oscar Ortiz pertenecientes al Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN). Ahora, los retos se están enfocando en la operatividad del programa de gobierno “El Salvador Adelante” propuesto por dicha fórmula presidencial. En esta oportunidad, enfocaré un análisis sobre las propuestas del área educativa del programa de gobierno y sus retos a superar en la gestión gubernamental.
Para iniciar vemos que el área educativa está inserta en el Eje 3 de actuación: Bienestar para la gente con educación y salud, esta ubicación es de fácil comprensión ya que son las dos área de mayor demanda por parte de la población en general y las que más resonancia política poseen ya sea por su buena gestión o por sus errores.
La Estrategia 11, es la que describe la apuesta de todo el programa en el área educativa: Educación de calidad con inclusión y equidad. Esta estrategia, pretende ser la continuidad del Plan Social Educativo “Vamos a la Escuela” desarrollado en ésta gestión que está a punto de finalizar. El slogan utilizado de “vamos a la escuela” dejo entrever la apuesta de gestión educativa: el aumento de la asistencia y retención escolar. Para que esto se llevaron acabo una serie de acciones educativas, que redundaron en el asistencialismo: dotación de útiles escolares, alimento escolar y uniformes, fueron las que se observaron mediáticamente más. Por otra parte, el planteamiento educativo-político que se desarrolló, por paradójico que parezca para una gestión de izquierda, fue de un corte netamente liberal. Las condiciones política de El Salvador, durante las 4 administraciones anteriores, fueron neoliberales con todo lo que ello condiciono a la administración pública; por ello el partido de izquierda, muy en el pesar de los que esperaban que fuera una administración que viraría toda la estructura estatal al socialismo o comunismo, lo que logro hacer en cierta forma fue respetar lo escrito en la Constitución en materia educativa pública: centralizar, unificar y promover garantías mínima para el acceso a la educación en las amplias mayorías de la población.
La política educativa asistencialista promovió el acceso y retención escolar que da como resultado un aumento en el promedio nacional de educación a 6.4 grados, según manifiesta el FMLN en su programa de gobierno 2014-2019. Con esa base, ahora la apuesta educativa gira en torno a tres conceptos: calidad, inclusión y equidad. En este punto, podemos comentar que el sólo hecho de aumentar el acceso y retención escolar no asegura la inclusión y la equidad en el sistema educativo y en la sociedad salvadoreña en general. El concepto de “calidad”, tan mencionado en los ámbitos educativos, pero muy poco concretizado en las escuelas públicas, se convierte en una metanarrativa educativa que muchas veces se diluye en la mejora de infraestructura escolar, capacitaciones a docentes, dotación de insumos tecnológicos, entre los más visibles; pero muy poco llega a concretizar una formación integral de la persona potenciando todas sus dimensiones, creando capacidades para mejorar su calidad de vida y de su contexto inmediato estableciendo un compromiso para la construcción de una sociedad más justa.
El programa de gobierno, establece 8 compromisos directos con el área educativa y 4 coadyuvantes, desde nuestra perspectiva; aunque se reconocer que los 73 compromisos restantes tienen una injerencia directa en estos 12, ya que un programa de gobierno es de carácter interrelacionado de mutua influencia entre sus componentes. Los compromisos establecidos para alcanzar una Educación de calidad con inclusión y equidad son: universalización de la educación, elevar la calidad del sistema educativo, inversión prioritaria en educación, educación superior de calidad, nuevas conquistas para la dignificación del magisterio, educación para el trabajo y el buen vivir. Los compromisos coadyuvantes dan sustentos a las estrategias de apostar a las juventudes para el cambio e invertir en ciencia y tecnología.
Aunque en discurso se plantea como ejes que articularán la educación en El Salvador por medio de la inclusión, equidad y calidad; estos se vuelven a diluir, habiendo excepciones, en metas encubridoras de acceso, permanencia, eficacia y eficiencia en el sistema educativo. En el compromiso de elevar la calidad educativa, se establece una meta sobre el rediseño de la currícula educativa, pero este a su vez estará más orientado posiblemente por la meta del área de ciencia y tecnología del fortalecimiento del área de matemática, ciencias y tecnología. En cuestión de educación superior, la principal apuesta es por medio del fortalecimiento de la Universidad de El Salvador (UES), lo cual siempre depende de las correlaciones políticas internas en el Alma Mater, las cuales no en pocas ocasiones se establecen solo en función de beneficios personales para ciertos grupos de docentes y trabajadores administrativos; por lo cual el mismo programa de gobierno establece metas colaterales para crear campos de desarrollo tecnológico para dar cumplimiento a sus compromisos, si la UES no se suma a este esfuerzo gubernamental.
Los uniformes, útiles y alimento escolares vuelven a ser la principal apuesta de la gestión educativa, aunque la meta de proporcionar computadoras a cada estudiante, el acceso a internet en los centros escolares, la promoción de centros de alto rendimiento a nivel nacional, promoción de becas para estudios a un alto nivel y la atracción de salvadoreños/as con alto nivel científico que pertenecen al exilio y a la diáspora salvadoreña; son metas interesantes de seguir su evolución y desarrollo al interior de toda la política educativa en la próxima gestión presidencial.
Para cerrar este análisis, debo de recordar que el sistema educativo desde su concepción y práctica es un mecanismo que perpetúa la inequidad social. Las escuelas públicas salvadoreña, poseen prácticas de exclusión y discriminación. Las actitudes, acciones y/u omisiones institucionales han generado exclusión social; la cual es una constante en la historia de El Salvador. La escuela pública oficial, como modelo y reflejo de la sociedad, no ha estado exenta de la reproducción de dichos males. Tanto el Plan Educativo “Vamos a la Escuela” y la estrategia “Educación de calidad con inclusión y equidad” de este programa de gobierno 2014-2019 pretenden romper con el tradicionalismo de la inequidad social por medio de transformaciones simbólicas y prácticas, más en las condiciones estructurales poco se evidencia estrategias, compromisos y metas a ser alcanzados. Como planteo Einstein en su momento, para obtener resultados diferentes, no debemos de realizar las acciones de siempre, la apuesta educativa de la próxima gestión si no cuenta con una persona que la dirija por acciones diferentes a las tradicionales, muy probablemente se van obtener los mismos resultados de siempre.
*Amaral Palevi Gómez Arevalo é Docente de Ensino Superior, Doutor em Estudos Internacionais em Paz, Coonflitos e Desenvolvimento (Universitat Jaume I), Graduado em Ciências da Educação (Universidad de El Salvador). Gestor de projetos de desenvolvimento comunitário com jovens, homens e atenção à população LGBT. Promotor de cultura de paz, a partir de meios audiovisuais.