Por: GABRIELA ESCOBAR URRUTIA*
En Latinoamérica se estiman más de 500 mil casos de contagio por Covid-19. En este continente la situación frente a la pandemia se inicia con la aparente ventaja de instruirse de las experiencias de Asía y Europa. Sin embargo, tras más de cuarenta años de políticas neoliberales los sistemas de salud pública se encuentran, si no desmantelados, sí profundamente debilitados. Países latinoamericanos como Costa Rica y Argentina han mostrado una mejor planificación de confinamiento y desconfinamiento, mientras que Brasil evidencia lo contrario[1].
En Guatemala, el presiente Alejandro Giammattei declaró Estado de Calamidad el seis de marzo, cuando apenas llevaba 51 días de gestión. En los siguientes días, ha aparecido públicamente vestido con bata blanca, apelando así a su condición de profesional de la medicina. En cadena nacional ha explicado a la población el avance de la enfermedad y las medidas a tomar para enfrentarla. Inicialmente, el presidente mostró severidad en sus disposiciones, pero estas se relajaron después de Semana Santa cuando gran parte de las oficinas públicas y comercios empezaron a funcionar.
Este escenario se mantiene, aunque con la innovación de imponer una “cuarentena de fin de semana” cuando, salvo excepciones, se prohíbe la total circulación de personas y la apertura de todo tipo de comercios[2]. Esta medida autoritaria recuerda al confinamiento total impuesto un mes atrás en el municipio de La Libertad en el vecino El Salvador, aunque el gobierno guatemalteco no ha alcanzado los niveles autoritarios de Nayib Bukele[3]. Ahora bien, el mayor problema del confinamiento de la “cuarentena de fin de semana” es su nulo fundamento técnico puesto que las condiciones de contagio masivo se mantienen de lunes a viernes.
La gestión del gobierno ha sido bien recibida por el empresariado y por buena parte la población trabajadora, ya que en gran medida se identifican con su discurso autoritario, religioso, proempresarial, nacionalista. Pero esto podría estar cambiando. Una investigación reciente reveló que la aprobación de los capitalinos ante el manejo de la crisis por parte del mandatario se ha reducido en 16 puntos porcentuales respecto de abril y mayo[4]. La población trabajadora se burla con sorna del temperamento irascible del presidente y de los cambios abruptos y contradictorios en las medidas presidenciales. En el área rural, las principales quejas giran en torno al carácter clasista de muchas medidas.
El deterioro económico que está viviendo la clase trabajadora, fundamentalmente la dedicada a la economía informal, es cada vez más evidente y su susceptibilidad a contagiarse es muy elevada debido a estar obligada a continuar trabajando para sobrevivir, aún sin cumplir las medidas básicas de seguridad. No existen estimaciones de la cantidad de trabajadores con contrato laboral que fueron despedidos, pero se calcula que se cuentan por miles[5].
Durante la cuarentena, ha crecido abruptamente la cantidad de personas que, en la capital y en otras ciudades, portando banderas blancas piden comida y dinero en las calles, fenómeno que se ha visto también en Estados Unidos, Europa y otros países latinoamericanos. Hasta el momento, parte de esta población ha encontrado solución al hambre en comedores organizados por la propia población. Mientras tanto, los programas sociales diseñados por el gobierno están tardando en empezar a funcionar y su capacidad de ejecución está siendo sumamente baja.
Empresarios versus trabajadores
La aprobación al gobierno ha decrecido en el sector socioeconómico más alto, ya que pasó del 78% al 50%[6], incluso cuando está en mejores posibilidades de realizar la cuarentena: vive en espacios más amplios, puede proveerse de comida por la modalidad a domicilio, puede realizar teletrabajo yno le afecta el cierre del transporte público ni el estado deleznable del sistema de salud pública, porque jamás lo utiliza. A pesar de ello han surgido detractores en las filas empresariales y en la prensa de derecha, es el caso de Giovanni Fratti, personaje mediático ultraliberal que recientemente cuestionó el cierre de las empresas y demandó medidas fiscales favorables para el sector empresarial[7]. Y es que, la nueva coyuntura se presenta amenaza los incalculables privilegios que históricamente este sector ha ecibido por parte del Estado guatemalteco (bajos salarios, bajos controles de seguridad, exenciones fiscales, etc.). Además, el empresariado teme un descenso drástico en la demanda internacional de sus productos y consumo de sus mercancías por bajos ingresos.
Las consecuencias de la indisposición empresarial a aceptar la política de confinamiento y las medidas de seguridad han sido muy claras en otros países, para ejemplo, los casos de Bérgamo, Italia, y de las maquilas en Ciudad Juárez en México[8]. En nuestro caso, la maquila K. P. Textil de Guatemala, ubicada en el municipio de San Miguel Petapa, donde recientemente, 201 trabajadores se contagiaron de Covid-19 201. El director del Centro de Salud del municipio había denunciado que luego de la aparición del brote, los dueños y administradores de la maquila se mostraron renuentes a realizar las evaluaciones médicas a los trabajadores. Y, aunque lograron hacerlas, fueron los administradores quienes seleccionaron a los trabajadores que serían evaluados, sin tomar en cuenta a todos los que presentaban síntomas o habían tenido contacto con los que ya habían dado positivo. Además, no permitieron privacidad entre el personal de salud y los examinados, y, después de la evaluación, estos últimos debieron continuar trabajando[9].
Luego de la intervención dela Procuraduría de Derechos Humanos, el presidente Giammattei ordenó el cierre de la empresa y anunció que el Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social iniciaría denuncias penales contra la empresa[10]. Pero estas medidas llegaron cuando ya se había dado un contagio masivo. De ahí la preocupación por situaciones semejantes que se pueden estar produciendo en otras empresas, generando una expansión de contagios en los sectores más vulnerables de la sociedad.
Crisis en el gobierno, ¿es ineludible una catástrofe económica y sanitaria?
Todo indica que el gobierno de Alejandro Giammattei sufrirá un desgaste mayor en los siguientes días cuando crezcan los casos de pacientes contagiados de coronavirus y cuando el sistema de salud pública muestre mayores signos de colapso. En menos de tres meses el gobierno ha destituido a tres viceministros del Ministerio de Salud pública y Asistencia Social (MSPAS) por malversación de fondos y la adquisición de insumos médicos de forma anómala[11]. Desde el 20 de abril el Procurador de los Derechos Humanos, Jordán Rodas, ha solicitado al presidente la destitución del Ministro de Salud[12]. Y cada día se suman razones que fundamenta dicha solicitud. Por ejemplo, la decisión de no poner en cuarentena ni a hospitalizar a las 19 personas sintecho que fueron diagnosticadas con Covid-19[13]. O la de trasladar a pacientes con Covid 19 al hospital de enfermedades infectocontagiosas “San Vicente”, donde se encuentran hospitalizadas personas de los grupos extremadamente vulnerables a esta enfermedad como pacientes con cáncer pulmonar o tuberculosis crónica[14].
El pasado 22 de mayo el presidente Giammattei se reunió con sectores de la élite del país, religiosos y rectores universitarios. Si bien no hay unidad granítica entre la élite económica, sus intereses empresariales prevalecieron por sobre la sensibilidad social. Este encuentro parece un intento tardío del presidente por retomar apoyos y frenar el desgaste en marcha de su gobierno. Sin embargo, el gobierno no podrá enfrentar los distintos niveles de la crisis apelando a la religión y a la caridad empresarial, sobre todo si excluye a otras colectividades como las organizaciones populares, los pueblos indígenas, el gremio médico y científico.
*GABRIELA ESCOBAR URRUTIA es investigadora del Instituto de Investigación y Proyección del Estado (ISE) y José Miguel Toj, investigador K’ iche’ independiente.
[1] A Jair Bolsonaro se le responsabiliza de hacer de Brasil el epicentro de contagios. Véase Página 12, (25 de mayo de 2020). En línea: https://www.pagina12.com.ar/267989-bolsonaro-arrasa-con-las-medidas-de-distanciamiento-social
[2] El toque de queda de fin de semana se aplicó parcialmente el 16 al 17 de mayo, se hizo totalmente efectivo este 23 y 24 de mayo y se mantiene vigente para el 30 y 31 de mayo.
[3] Véase: «Bukele ordena cerco sanitario en el Puerto de La Libertad por 48 horas», El Mundo, 17 de abril de 2020. En línea: https://diario.elmundo.sv/bukele-ordena-cerco-sanitario-en-el-puerto-de-la-libertad-por-48-horas2/.
[4] Sergio Morales Rodas «Aprobación del manejo de la crisis disminuye», Prensa Libre, 16 de mayo de 2020. En línea: https://www.prensalibre.com/guatemala/comunitario/aprobacion-del-manejo-de-la-crisis-disminuye/.
[5] Entre los pocos datos con los que se cuentan están las 1400 denuncias por suspensión de contrato presentadas el mes pasado al Ministerio de Trabajo, en días recientes han cerrado sus oficinas. Véase: Prensa Libre, 14 de abril de 2020. En línea: https://www.prensalibre.com/guatemala/comunitario/mintrab-registra-mil-400-despidos-durante-la-emergencia-por-coronavirus/.
[6] Sergio Morales Rodas, op. cit.
[7] Fratti le recordó al presidente que su deber no era sólo defender la vida sino también la propiedad privada y la libertad individual. Véase Publinews, 22 de mayo de 2020. En línea: publinews.gt/gt/blogs.shtml?author=giovannifratti&displayname=Giovanni%20Fratti&author_id=363.
[8] Alba Sidera, «Bérgamo la masacre que la patronal no quiso evitar». En Ctxt, 10 de mayo de 2020, https://ctxt.es/es/20200401/Politica/31884/Alba-Sidera-Italia-coronavirus-lombardia-patronal-economia-muertes.htm. Y «Han muerto en Ciudad Juárez 104 obreros de maquiladoras». La Jornada, (8 de mayo de 2020). En línea: jornada.com.mx/ultimas/estados/2020/05/08/han-muerto-en-ciudad-juarez-104-obreros-de-maquiladoras-7063.html.
[9] El medio digital Nómada también documentó el caso de otra maquila que inicialmente envió a sus trabajadores a casa, pero obligándolos a tomar su tiempo de vacaciones. Luego los convocó a trabajar sin asumir las medidas de seguridad establecidas, obligando a trabajar para compensar las ausencias con metas de trabajo extremas. También documentó una denuncia a una fábrica de Escuintla (Textivisión) donde los trabajadores fueron obligados a ingresar poco antes del inicio del toque de queda para poder trabajar durante la noche. La denuncia fue archivada. Jody García, «Covid 19 en las maquilas: Cómo esquivar la enfermedad mientras coses 1700 pantalones al día. Nómada, 19 de mayo de 2020, En línea: https://nomada.gt/pais/actualidad/covid-19-en-las-maquilas-como-esquivar-la-enfermedad-mientras-coses-1700-pantalones-al-dia/
[10] Véase: Soy502, 18 de mayo de 2020, «PDH pide cuarentena para 900 empleados de maquila por Covid 19», en línea el Petapa, adscrito al Ministerio de Salud. En línea: https://www.soy502.com/articulo/pdh-reporta-24-casos-covid-19-maquila-san-miguel-petapa-32419. Este medio es el que presenta el el Informe circunstancial de maquila KP Textil firmado por el director del Centro de Salud San Miguel Petapa, adscrito al Ministerio de Salud. También puede consultarse: Prensa Libre, 19 de mayo de 2020.
[11] Véase: Pavel Gerardo Vega, «Compras de calamidad, examen diario de los gastos gubernamentales», 22 de marzo de 2020. En línea: plazapublica.com.gt/content/compras-de-calamidad-pzp-examen-diario-de-los-gastos-gubernamentales.
[12] 20 de abril de 2020. «Carta abierta al Señor presidente de la República de Guatemala» En línea:
lahora.gt/pdh-pide-a-giammattei-destitucion-del-ministro-de-salud-hugo-monroy/.
[13] Kimberly López, «El Ministerio de Salud deja en la calle a 16 personas sintecho que dieron positivo al Covid 19», Nómada, 22 de mayo de 2020.
[14] Véase: Prensa Libre, 23 de mayo de 2020.