Por: LINA BARRIOS*
Para contextualizar al país, presentaré algunos datos de Guatemala, es el más grande de Centroamérica en población, tiene 14,901,286 habitantes. El 42% de su población es indígena (maya, xinka, garífuna), también es uno de los cinco países latinoamericanos con mayor población indígena. La desnutrición crónica en la niñez es del 47%, es decir, uno de cada dos niños menores de cinco años la padece. La pobreza multidimensional es del 61% a nivel nacional, en el caso de los indígenas es del 80 %.
El Covid-19 llegó a Guatemala el 13 de marzo, al día siguiente el gobierno suspendió el sistema educativo a todos los niveles, trabajo, transporte, fiestas, encuentros deportivos y religiosos. Sin embargo, la semana siguiente la iniciativa privada organizada en el Comité Coordinador de Asociaciones Agrícolas, Comerciales, Industriales y Financieras CACIF, presionó al presidente Alejandro Giammattei para que relajara las medidas y las empresas siguieran trabajando. Debido a los compromisos que tienen las empresas nacionales con empresas extranjeras de maquilas y call center; ya que sí incumplen con los compromisos adquiridos, caen en sanciones con multas elevadas o anulan los contratos.
Se dispararon los préstamos millonarios del gobierno con el pretexto del covid-19, por supuesto que con componendas políticas entre el organismo legislativo y el ejecutivo. Se autorizaron préstamos en cifras alarmantes por 900 millones de dólares, analistas han indicado que solo el 20% va para covid-19. El resto para instituciones ajenas a la salud, como el organismo legislativo, el parlamento centroamericano, militares, etc.
Tanto presupuesto y se hacen pocas pruebas, con apenas 700 diarias. El presidente informó que construyó dos hospitales exclusivos para el covid-19, pero es demagogia, son bodegas para exposiciones de feria que se adecuaron como hospitales, solo se pusieron entrepaños y se colocaron catres, cuando cayeron las primeras lluvias fuertes había goteras y se inundan ambos hospitales. No se cuenta con equipo apropiado para atender enfermos covid-19, ni la protección adecuada para el personal médico. Aseguró el arranque de varios programas sociales, pero los mismos no inician nunca. Uno de ellos, dará un bono de 130 dólares a familias por varios meses, la condición es que gasten menos de 200 kilovatios hora en la factura de febrero de energía eléctrica.
Sin embargo, el censo de 2018 reporta que existen 264,583 hogares sin energía eléctrica, se alumbran con candela y gas. El promedio de integrantes por familia es de cinco personas, lo que indica que son 1,322,915 personas que no recibirán esa ayuda. Y precisamente no cuentan con energía eléctrica por su situación de pobreza. Un segundo programa de una ayuda es otorgar 300 dólares a personas que fueron cesados de su trabajo, pero para ser beneficiado de la ayuda, es necesario llevar el contrato. Muchísimos trabajadores no cuentan con dicho documento, por ejemplo: las trabajadoras del hogar. Un tercer programa, es la ayuda a trabajadores informales, que tampoco arranca, en el mismo, no se ha tomado en cuenta a los indigentes y a las sexoservidoras.
El presidente se ha convertido en un demagogo, que ofrece y no cumple. Entonces viene la pregunta obligada. ¿Dónde está el dinero de los préstamos?
El covid-19 llegó por viajeros guatemaltecos con posibilidades económicas a Guatemala, sin embargo, se ha criminalizado a los deportados de Estados Unidos, que recientemente han ingresado al país. El gobierno no logró detener las deportaciones de migrantes de Estados Unidos a Guatemala, de marzo a mayo han ingresado 7,400 personas tanto por vía aérea como por terrestre.
El problema es que algunos de los deportados de EEUU venían contagiados con covid-19; los migrantes que antes eran los héroes por las remesas que enviaban, ahora se les estigmatiza por la posibilidad de contagio del covid-19. Sin embargo, a los viajeros con posibilidades económicas no. La crisis económica en Estados Unidos va a conllevar a crisis en Guatemala, porque las remesas que envían los migrantes, son la mayor fuente de dólares.
Guatemala tiene problemas estructurales que afectan a la población ante el covid-19, sus raíces no vienen de 200 años atrás, vienen de 500 años. Durante este tiempo se ha empobrecido a la población quitándole tierra, con extenuante trabajo en plantaciones de agroexportación e impuestos. Existen lugares donde se contamina el agua por las nuevas minas a cielo abierto.
Los Estados no han brindado a la población las condiciones mínimas de educación y salud. El gobierno, insiste en el lavado de manos, limpieza de ropa, pero en muchas comunidades rurales de Guatemala no hay agua potable, ni en muchos sectores de las ciudades grandes.
El presidente de Guatemala no tiene liderazgo, esto se debe a dos factores, el primero: el año pasado fue electo, tiene 100 días de gobierno y no ha cumplido con sus ofrecimientos en campaña. Tal como eliminar instituciones estatales con presupuestos onerosos y sin trabajo efectivo como la Secretaría de Asuntos Administrativos y de Seguridad de la Presidencia de la República (SAAS). Esta gasta cantidades exorbitantes en alimentos, de enero a marzo gastaron 327,531 dólares, que equivale a 3,639 dólares al día en comida. Otra institución sería el Parlamento Centroamericano, al contrario con los préstamos del covid-19, les aumentaron su presupuesto.
Y segundo la corrupción esta campante dentro del gobierno, recientemente en las noticas se informó que habían despedido a uno de los viceministros de salud. Sin embargo, él aclaró que no lo habían despedido, sino que él renuncio, porque no aceptaba presiones para obligarlo a comprar mascarillas a una determinada empresa, porque la misma era del hijo del presidente. Un pensamiento en las redes sociales que circula dice: El covid-19 ha paralizado la economía, el trabajo, el deporte, la educación, el turismo, las bodas, las fiestas, todo, menos la corrupción.
El presidente inicialmente informaba al pueblo vía cadenas nacionales de los casos de covid-19. Pero su imagen se estaba deteriorando, entonces delegó al ministro de salud pública para que proporcionara la información. Giammattei cuenta con un equipo de publicistas que cuidan su imagen, entre las acciones que han tomado es hacerlo parecer como víctima, le nombran “ojitos cansados”, o colocarlo en un pedestal, le llaman “mi lord”. También le han aconsejado que siempre bendiga a Guatemala en sus mensajes presidenciales, porque somos un pueblo donde la religión es muy importante.
Algunos gobiernos locales han tomado acciones, los alcaldes donan sus salarios para comprar víveres para personas de escasos recursos; los concejales también donan sus dietas. Entre las iniciativas de la sociedad civil, una de ellas es la del restaurante Rayuela, en la ciudad capital, conformó la “Olla Comunitaria”. En las instalaciones del restaurante preparan almuerzos y lo brindan sin costo alguno a personas que no tienen ingresos: indigentes, trabajadores informales, madres solteras. Personas de la sociedad civil les donan víveres: pan, verdura, carne, granos, etc. han llegado a dar de 800 a mil almuerzos diarios.
Las decisiones del presidente son muy cuestionadas, por ejemplo, colocó el primer cerco sanitario en Patzún, pueblo con mayoría de población indígena maya (95%), se informó que era el primer caso de covid-19 comunitario. Los habitantes con el correr de los días agotaron sus provisiones de alimentos. Y solo por la solidaridad de los municipios indígenas vecinos (Patzicia y Quiché), la organización comunitaria logró salir adelante. Cuando se levantó el cerco sanitario, Giammattei fue a Patzún, hubo un show político con bombos y platillos, finalmente reconoció que no estaban seguros que hubiera sido un caso comunitario, fue por contacto con un extranjero. A raíz de este hecho, Lily Irene Cab Sir, mujer maya kaqchikel académica de Patzún, publicó en las redes sociales:
Por qué gritan ¡Qué viva el presidente Alejandro Giamattei! ¿Acaso no recuerdan que él solo se encargó de imponer un cordón sanitario e inmediatamente dejó el pueblo a la deriva sin las mínimas garantías? En este caso yo le gritaría:
¡Vivan los bomberos! ¡Vivan los jóvenes! ¡Viva el pueblo de Patzún porque se ha unido para salir ante esta adversidad! ¡Vivan las familias! ¡Viva Patzicía! ¡Viva Quiché! ¡Vivan los colectivos! ¡Vivan las organizaciones religiosas!
¿Acaso no vale nada el arduo trabajo de cada patzunero y patzunera y personas de otros lugares quienes han hecho posible que Patzún saliera adelante? Él viene a decir algunas otras palabras para que oficialmente desaparezca el cordón sanitario y nada más!!!
Uno de los valores más importantes de las comunidades indígenas, es el sentido comunitario, hechos concretos en este sentido, ha sido y será lo que sacará al país adelante.
- LINA BARROS es antropologa e investigadora del Instituto de Estudios Interétnicos y de los Pueblos Indígenas de la Universidad San Carlos de Guatemala