PRONUNCIAMIENTO de ‘O Istmo’ sobre el asesinato del líder indígena bribri, SERGIO ROJAS ORTIZ, y el contexto de riesgos de las luchas por defensa de territorios en Centroamerica

 

Con profunda indignación y tristeza el Grupo de Trabajo en Clacso “El Istmo Centroamericano: Repensando los centros” y la Red O Istmo comunica a la comunidad internacional el atroz asesinato del líder indígena bribri Sergio Rojas Ortiz, acontecida el día 18 de marzo del 2019 en la comunidad de Yeri en el Territorio Indígena de Salitre, cantón de Buenos Aires, Puntarenas, Costa Rica.

Sergio Rojas tenía una amplia trayectoria en defensa de los derechos de los pueblos indígenas, fue presidente de la Asociación de Desarrollo de Salitre, coordinador del Frente Nacional de Pueblos Indígenas (FRENAPI) y miembro de Consejo Iriria Ditsö Ajkónuk Wakpa. Su lucha y liderazgo permitieron colocar las reivindicaciones indígenas en la agenda pública costarricense, confrontando a un estado que por décadas ignoró no sólo las demandas y los planteamientos de las comunidades indígenas, sino incumplió su propia legislación referente a la salvaguarda de los territorios para los ocho pueblos originarios que habitan el país. La inoperancia e inacción del estado permitieron la invasión y usurpación de no indígenas a las áreas ya delimitadas, especialmente de terratenientes y ganaderos ausentistas.

Sergio Rojas, junto a mujeres y hombres bribris iniciaron hace más de tres décadas acciones en el Territorio de Salitre que imprimieron cambios sustanciales a este panorama. En primera instancia, a través de recursos administrativos y judiciales, y que luego tras agotar todas las instancias posibles y de esperas infructuosas, inician un emblemático proceso de recuperación de tierras “de hecho”, al que Sergio llamó afirmación territorial, y a través del cual se logró recuperar en siete años más de un 10% del área que estaba en posesión ilegal. No sin que estas familias sufrieran agresiones físicas, patrimoniales, acosos constantes y amenazas, especialmente las mujeres indígenas quienes han sido las valerosas protagonistas de las recuperaciones. En setiembre del 2012 Sergio Rojas después de múltiples amenazas sufre un atentado a balazos, pero su trabajo no cesa.

Se recurre junto a otros líderes indígenas de la región a la Corte Interamericana de Derechos Humanos, la cual impone en abril del 2015 medidas cautelares al Estado costarricense aun vigentes, obligándolo a dar protección a las personas indígenas de los territorios de Térraba y Salitre. Responsabilidad que es evidentemente desatendida, desconsiderando los constantes incidentes de agresiones y las denuncias que se continuaron planteando antes las instancias legales y administrativas.

El asesinato de Sergio Rojas es la decantación de una acción indígena reivindicativa, revolucionaria y profunda, algo inadmisible en el contexto regional del pacifico Sur costarricense marcado por el racismo y múltiples formas de la violencia contra las poblaciones indígenas que ahí habitan. El asesinato de Sergio Rojas es un crimen político, motivado por intereses económicos, producto de la impunidad e indiferencia del estado y  la sociedad costarricense.

Pero el legado de Sergio Rojas VIVE en la valentía y fortaleza de familias indígenas que hoy en los territorios de Salitre, Térraba, Boruca, Cabagra, China Kicha están recuperando sus tierras, afirmando su derecho consuetudinario y continuaran haciéndolo con todos los recursos que tengan a su alcance legales, administrativos y con nuevas recuperaciones, hasta que recobren todos sus territorios.

A tan sólo semanas del asesinato de Salomón y Juan Samael Matute, dos líderes indígenas tolumanes en Honduras que también gozaban de medias cautelares por la Corte Interamericana de Derecho Humanos y a tres años del homicidio de Berta Cáceres en ese mismo país, Centroamérica vuelve a sufrir la muerte de más un líder indígena. Desde los demás países de la región se han denunciado permanentemente las persecuciones, la criminalización y los asesinatos como parte del sistémico y continuado despojo de recursos y territorios.  Con este último hecho la región vuelve a sangrar, haciendo resonar las incansables voces que claman por justicia para las y los presos políticas y exigen con vehemencia la protección para los pueblos indígenas y sus líderes. Los ciclos del tiempo vuelven a rescatar memorias como la de los nueve líderes indígenas y campesinos que fueron asesinados entre los meses de mayo y septiembre del 2018 en Guatemala: Luis Arturo Marroquín, José Can Xol, Mateo Chamám Paau, Ramón Choc Sacrab, Florencio Pérez Nájera, Alejandro Hernández García, Francisco Munguia, y las lideresas indígenas Juana Raymunda, torturada y asesinada el 28 de julio y Juana Ramírez Santiago, el 21 de septiembre ambas en el Municipio de Nebaj, Quiché. Nos revive también, la cruel tortura y asesinato en el 2013 de Daniel Pedro Mateo, líder Q’anjob’al en Guatemala, así como los desaparecidos y las decenas de indígenas nicaragüenses asesinados por sus tierras ancestrales en la Costa Caribe en Nicaragua desde que se dio inicio al proceso de demarcación territorial, hace casi dos décadas. Así como tantos, otras y otros indígenas perseguidos y asesinados que la memoria nos duele entrañablemente aunque sabemos son hoy las semillas de esperanza y transformación social para sus comunidades.

Evidenciamos que no son situaciones fortuitas, son productos de una Centroamérica con un sistema político y jurídico debilitados, economías dependientes, extractivistas y desiguales, y con países que atraviesas profundas crisis político-democráticas, altos índices de criminalidad y de pobreza, un panorama ante el cual los pueblos indígenas son la población más vulnerable y amenazada por el racismo, la violencia estructural y porque sus territorios son los bosques y las áreas ambientemente mejor conservadas de la región.

Esta vez, es el asesinato en una de las sociedades más democracias de América Latina revelando que un estado de derecho y la institucionalidad electoral no aseguran los derechos humanos fundamentales, mientras exista el racismo, la exclusión social y un proyecto económico desigual. Mientras los pueblos indígenas en Centroamérica no puedan ejercer colectivamente su autonomía y autodeterminación política como condición de ciudadanía no habrá paz, ni democracia.

RECHAZAMOS y CONDENAMOS el acto cobarde y brutal del asesinato de Sergio Rojas Ortiz.

EXIGIMOS enérgicamente justicia y que no haya más impunidad.

DEMANDAMOS al Estado de Costa Rica la protección integral y permanente para las familias indígenas de los cinco territorios que hoy recuperan sus tierras.

¡Sergio Rojas Ortiz VIVE en la lucha de todos los pueblos indígenas!

 

Red O Istmo y Grupo de Trabajo CLACSO El Istmo Centroamericano: Repensando los centros. Y sus colaboradores:

Alianza de Pueblos Indígenas y Afro descendientes de Nicaragua (APIAN), Nicaragua.

Centro de Derechos Humanos Fray Matias e Cordova, México.

Grupo de Pesquisa e Articulação Campo, Terra e Território (NATERRA), Brasil.

Grupo de Pesquisa Pensamento social e epistemologias do conhecimento na America Latina e no Caribe.

Laboratório de Direitos Humanos, Cidadania e Ética. Universidade Estadual do Ceará, Brasil

Observatório das Nacionalidades, Universidade Estadual do Ceará, Brasil.

 

 

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