Foto: El Faro.net (da esq. para a dir.: os ex-presidentes Amando Calderón Sol, Alfredo Cristiani, o atual candidato à Presedência Norman Quijano e o ex-presidente Francisco Flores).
Por Rudis Yilmar Flores Hernández*
Una de las características de la derecha salvadoreña durante muchos años consistía en una rápida recomposición después de un revés electoral, la realidad política de El Salvador después del proceso electoral de marzo del 2009, genero una crisis profunda en Alianza Republicana Nacionalista (ARENA) partido de derecha y principal instrumento del poder económico que gobernó por 20 años (1989-2009) y mantuvo el control del Estado depositándolo en manos del sector empresarial e impulsando medidas neoliberales que ampliaron la diferencia entre ricos y pobres. La derrota de ARENA el 15 de marzo de 2009, trajo consigo una de las peores crisis en la historia de este partido político y la cobertura mediática en el 2014 sigue siendo amplia e incisiva porque después de todo, se convirtió en una constante que la principal y más poderosa maquinaria electoral de los últimos 20 años continua haciendo aguas frente a los ojos de todo el país. En el nuevo proceso como oposición han enfrentado una serie de crisis que se manifiestan en la lucha de poder dentro del partido y en una división interna que se muestra en la separación de diputados del grupo parlamentario de ARENA durante las últimas dos bancadas y que marcaron una nueva correlación de fuerzas en la aritmética de la Asamblea Legislativa.
Es importante definir qué producto de esta crisis se configuro un escenario político completamente distinto, ya que marcó el rumbo en la correlación de fuerzas en la Asamblea Legislativa que se tornó favorable en la aritmética para el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), logrando conformar un bloque con los disidentes de ARENA, Partido de la Esperanza, el Partido de Conciliación Nacional, permitiendo la gestión del presidente Mauricio Funes, al propiciar cambios sociales que si bien no son profundos han aliviado las necesidades más sentidas de la población en los municipio que adolecen mayores niveles de pobreza y en sectores de la clase media golpeados durante los gobiernos neoliberales.
El nuevo escenario político permitió aprobar decretos muy importantes como la Ley de medicamentos que regulo a partir del mes de abril de 2013, los controles de calidad y el establecimiento de precios de los medicamentos y propicio un duro golpe a las farmacéuticas que se han enriquecido a costa de la salud de los consumidores. También entre otras leyes importantes se encuentra el decreto legislativo que facilita el voto en el exterior, lo cual paso hacer un derecho importante para la diáspora salvadoreña que viven en Estados Unidos y Canadá, y que durante varias décadas se han convertido en una inyección considerable para la economía salvadoreña al enviar en remesas más de 4 mil millones de dólares anuales. Con este decreto, no solo se reconoció el derecho como salvadoreños sino que también la relevancia que tienen para la economía salvadoreña y de una cantidad de familias que construyen diariamente nuevas condiciones de vida después de los estragos causados por el modelo neoliberal.
Un elemento importante en el análisis sobre la descomposición del principal instrumento político de la oligarquía es que durante los cuatro periodos de gobiernos areneros desde 1989 hasta el 2009 se produjo una corrupción prolongada, un desgaste como instituto político a partir de la implementación de políticas económicas que lejos de resolver los problemas más sentidos de la población los agudizaron (privatización, dolarización, TLC).
Claro está que durante más de un siglo los oligarcas construyeron un poder político y económico de la estructura salvadoreña que les permitía consolidar su dominio, ya sea a través de los procesos de expropiación y de acumulación de cantidades de riqueza en detrimento de las condiciones de la clase trabajadora mediante la concentración del poder del Estado que obedecía a sus intereses bajo la complicidad de las dictaduras militares que hasta la finalización del conflicto armado con los acuerdos de paz en 1992 dejaron de ser los guardianes de los intereses del bloque oligárquico.
Esta concentración de poder en pocas manos y la excesiva acumulación de riqueza por las 14 familias y la indiferencia a los problemas sociales de grandes masas de población se tradujeron en los detonantes de las inmensas formas de lucha de los campesinos, estudiantes, obreros, por la conquista de mejores condiciones de vida tanto en el campo como en la ciudad.
A pocos días de celebrarse las elecciones presidenciales del 2014 las divisiones internas y distintos casos de corrupción durante la gestión del ex presidente Francisco Flores, en los años de 1999 al 2004, siguen estremeciendo no solo al partido de derecha si no a la clase empresarial ligada ha dicho instituto.
Durante el 2013 y lo que va del 2014 se destaparon casos de corrupción que ocasionaron al Estado salvadoreño la perdida de varios miles de millones de dólares que pasaron por manos de funcionarios del gabinete de gobierno, incluyendo al mismo presidente Flores quien es acusado de apropiarse de más de 10 millones de dólares otorgados por Taiwan para los afectados de los terremotos que sacudieron el país en el 2001. El Congreso Salvadoreño conformo una comisión que investiga el destino de monto millonario. La Fiscalía General de la República a través de la Unidad de Investigación Financiera decreto medidas como la congelación de cuentas bancarias e inmuebles y el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos emitió un informe sobre un posible lavado de dinero efectuado por el Ex presidente Flores mediante un banco en Miami, Costa Rica, con destino a las Bahamas.
En un citatorio realizado a Francisco Flores por la comisión especial de la Asamblea Legislativa acepto sin reparos haber recibido no 10 sino 15 millones de dólares por parte del entonces presidente de Taiwán, (quien ahora purga cadena perpetua por actos de corrupción), como pago por el apoyo a la isla en la Asamblea General de las Naciones Unidas y que dicha práctica era habitual con otros gobiernos del istmo centroamericano del cual hoy en día dos guardan prisión Miguel Angel Rodríguez en Costa Rica acusado de actos de corrupción y Alfonso Portillo ex presidente de Guatemala, extraditado a Estados Unidos acusado de corrupción y de lavado de dinero por más de 70 millones de dólares.
Es importante destacar que bajo el mandato de Flores también existen otros casos de corrupción como el proceso de privatización de las generadoras de energía eléctrica en el cual se disfrazó la venta a la empresa italiana Enel Green Power, facultándola para explotar la geotermia en una clara apropiación de los bienes del Estado salvadoreño propiciando pérdidas de más de 1.800 millones de dólares. Otro caso lo representa Nejapa Power que a través de dos laudos arbitrales le costaron al país 777 millones de dólares.
Bajo esta arista de problemas, el principal instrumento del poder económico enfrenta un proceso electoral que difícilmente podrán revertir los resultados de la primera vuelta electoral donde el Frente Farabundo Marti para la Liberación Nacional (FMLN) lo aventaja por más de un cuarto de millón de votos.
La estrategia de los tecnócratas contratados por ARENA sigue anclada en la guerra fría y su lucha ideológica se fundamenta en fomentar el miedo tomando como bandera de lucha el tema de las pandillas en El Salvador y planteando la desaparición de dicho fenómeno, olvidando que durante los 20 años de gobiernos de derecha este sufrió una mutación, convirtiéndose en el principal problema social que agobia a los salvadoreños y que requiere una solución multisectorial y la crisis provocada por la derecha venezolana y los la política de agresión para América Latina, vendiendo la idea que nos pasara igual que en Venezuela si gana el FMLN.
Lo expresado en la primera vuelta del proceso electoral salvadoreño en contraposición a la campaña de miedo, la población asumió una vez más un nivel de madurez y otorgándole un voto de confianza a la izquierda que por ahora ha propiciado cambios significativos en beneficio de los sectores históricamente olvidados por los modelos excluyentes de derecha.
*Rudis Yilmar Flores Hernández é sociólogo, professor da Universidad de El Salvador, Campus San Miguel. E-mail: ryflores.ues@gmail.com