Politica a la Cambpell: la encarnación de la perseverancia ante la adversidad en Costa Rica

Por Diana Senior-Angulo*

 

Costa Rica, ese pequeño y pintoresco país ubicado en la faja central del continente americano, escribe una vez más, una nueva página en su historia, en el marco del concierto de las naciones. El 1° de mayo de 2018, luego de una campaña política como nunca antes se ha había vivido en el país, el periodista y politólogo Carlos Alvarado, del oficialista partido de gobierno Acción Ciudadana (PAC), logra darle 4 años de expectativas y/o esperanzas a un país dividido y desgastado por décadas de promesas sin cumplir.

Como si esto hecho no fuera poco, considerando que la administración Solís Rivera deja el mando rodeado por un halo de críticas y tareas pendientes pese a las cifras y rendiciones de cuentas que indican lo contrario, dentro de la fórmula presidencial, además de un educador dedicado más al sindicalismo de dicho sector, el Presidente electo tomó la decisión de colocar como Primera Vicepresidenta de la República, a la economista Epsy Campbell Barr; quien además, se convirtió en la primera mujer afrodescendiente de América Latina en ocupar dicho cargo, además de su reciente designación dentro del gabinete como Canciller de la República, igualmente, la primera mujer en dicho cargo en la historia del país.

Epsy Campbell Barr ha tenido un recorrido sui géneris, y habría que decir también que un tanto inesperado, dentro del contexto y la posición política que ostenta en la actualidad. Nacida en el seno de una familia numerosa afrocostarricense de clase media en San José, la capital de Costa Rica, se interesó inicialmente por las artes, especialmente por la música instrumental, para luego decantarse por otro tipo de métrica, la de las ciencias económicas. Madre y esposa a temprana edad, lucha al lado de sus pequeñas hijas a las que ve crecer mientras se reinventa personal y laboralmente a lo largo de su vida, para pasar de la defensa del medio ambiente, a concretar su incidencia desde sociedad civil a partir de la apropiación, reconocimiento y encuentro con mujeres como ella de la macro región latinoamericana y caribeña: negras y con conciencia de clase o de su ubicación social dentro de la realidad de sus respectivos países.

Lo anterior la lleva a recorrer casi por completo el hemisferio americano, al mismo tiempo que participa de actividades y reuniones en continentes como Europa y África, convencida en la importancia de la diversidad, así como de la representación plural de las sociedades a la vuelta del siglo XXI, y en el marco de un entendimiento multiculturalista creciente. Esos años fueron a la vez de limitaciones y aprendizajes.

Así, llega por primera vez a la Asamblea Legislativa como diputada de un partido nuevo, de tendencia centro izquierdista y nutrido por el cansancio tras un bipartidismo tradicional de larga data en el país, entre el Partido Liberación Nacional (PLN) y el Partido Unidad Social Cristiana (PUSC). Y ese arribo no fue fácil, ya que tuvo que pasar por los filtros y mecanismos de un partido que ya comenzaba a aglutinar una heterogeneidad importante de sectores e intereses. Tras alianzas y negociaciones, surge como candidata a diputada, luego diputada electa en el noveno lugar por San José (2002-2006), Presidenta del PAC (2005-2008), precandidata a la vicepresidencia en una primera oportunidad en el 2006, y luego dos veces precandidata a la presidencia (2009 y 2013); además de diputada electa por segunda vez y en el segundo lugar por San José, para el recientemente concluido periodo 2014-2018.

Dadas las circunstancias del gobierno saliente, a la nueva y recién instalada administración Alvarado Quesada (2018-2022), no se le dejarán pasar por alto ni fallos ni yerros, y eso, evidentemente incluye a todo su gabinete. Sin embargo, a quien desde antes de asumir su cargo se le ha puesto más presión que al resto de integrantes es a la Vicepresidenta Campbell Barr; muchísima más en términos de lo que en sus manos recaiga la responsabilidad de gestionar. Pero ¿a qué se debe esta presión sobre quien hasta hace unos días era la única cara afrocostarricense del nuevo gobierno? Eso solo el tiempo lo dirá, ya que en la actualidad, contamos con representación nacional afrocostarricense en la figura de dos diputados y de una Presidenta Ejecutiva de una institución de bien social; sin embargo, de dichos representantes el nivel de exigencia no es el mismo.

Y es así como inicia la escritura de un nuevo capítulo para la ciudadanía nacional en general, así como para la ciudadanía afrocostarricense en particular. Hace 65 años tuvimos al primer diputado afrocostarricense, luego de tres generaciones de afrocaribeños nacidos en suelo nacional; y ese mismo año, en 1953, todas las mujeres del país con mayoría de edad, tuvieron la posibilidad de ejercer el voto por primera vez en la historia nacional; luego de décadas de lucha por el sufragio femenino. Ahora, a la vuelta de dos generaciones más, nos vuelve a convocar la oportunidad histórica de seguir siendo ejemplo a nivel internacional, en diferentes ámbitos, y en especial, en materia de derechos humanos, mediante la primera mujer afrodescendiente Canciller y Primera Vicepresidenta de América Latina y de la República de Costa Rica.

 

*Diana Senior-Angulo es Politóloga e Historiadora,Profesora en la Escuela de Estudios Generales y Sede del Atlántico de la Universidad de Costa Rica (UCR)

** Este texto también ha sido publicado en Asuntos del Sur

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