Por: ALEKSANDER AGUILAR-ANTUNES*
La cuestión política de perspectiva emancipadora más relevante hoy es cómo los movimientos sociales, y los pueblos en movimiento, en toda América Latina/Abya Yala han estado actuando y aún van a actuar ante la avasalladora coyuntura viral-digital que estalló globalmente en 2020.
A pesar de la descomunal velocidad del surgimiento de vacunas, la pandemia de Covid-19, marco de inauguración del siglo XXI, tal como ha sugerido la antropóloga brasileña Lilia Schwarcz [1] , seguirá vigente a lo largo de 2021, y todavía generará consecuencias sociales profundas y dramáticas de largo plazo que resultan de la profundización de la lógica – de origen colonial – de producción extractivista en la gestión estatal de territorios, en concreto aquellos más afectados por esta crisis de “hecho social total”[2] que en este análisis hace énfasis centroamericanos.
En 2020 en Centroamérica volvieron a ondear banderas blancas en las calles de sus urbes[3], tal como solía pasar durante las duras y determinantes décadas de las guerras civiles centroamericanas (grosso modo entre 1960-1990), pero ya no como símbolos de tregua, sino como reclamo por el hambre padecida durante la presente pandemia.
Los efectos de la pandemia en Centroamérica han sigo agrados por el paso de dos devastadores huracanes el año pasado por la región, Yota e Eta, lo que aumentó los niveles de pobreza de miles de familias, según el Programa Mundial de Alimentos[4]. Las respuestas de los siete Estados centroamericanos ante el virus Sarscov-2 han sido casi contradictorias entre sí, transitando de medidas draconianas a laxitud[5], y hasta negacionismos, entre El Salvador y Nicaragua como ejemplos extremos.
Extractivismos/Neoextractivismos
El enfrentamiento de vulnerabilidades sociales y de efectos de intervenciones ambientales y ciclos naturales es una forma de existencia y resistencias conocida de los pueblos centroamericanos, pero en última década la visión productivista estatal-empresarial de desarrollo que rige el orden sociopolítico hodierno latinoamericano (el extractivismo) ha sido actualizada como consecuencia de la crisis global financiera subprime de 2008. Con dimensiones ampliadas, nuevos actores y actividades diversificadas, en toda América Latina el “neoextractivismo”, tal como ha llamado Maristela Svampa (2019)[6], que se desató en este reciente periodo fue una solución para aquella crisis de ‘normalidad’ del capital, no para el bienestar de los pueblos. Sumada a la actual pandemia, la coyuntura desde entonces ha estado generando retos inéditos.
Nuestro modo actual de organización territorial, basado en la organización económica del Estado-nación, un ente político-administrativo asentado sobre una noción de soberanía post-medieval, moderna/colonial, a su vez presentada como universal e inescapable, está agotando rápidamente las condiciones de vida de un planeta con límites geofísicos científicamente reconocidos que los poderes fácticos ignoran constante y deliberadamente. Las luchas contra los extractivismos son cada vez más urgentes.
Antiextractivismos, el ejemplo garífuna
Resultados de la “larga noche de los 500 años” [7]– del orden moderno/colonial en cuanto el paradigma civilizacional ‘normal’ que se presenta hoy con un rostro neoliberal – han estado cada vez más visibles a causa de sus políticas devastadoras.
En toda Latinoamérica hemos estado viendo especialmente en los últimos 30 años la profundización de la concentración de la tierra, la expansión de la frontera agropecuaria, el avanzo de megaemprendimientos minero y de infraestructura hidroeléctricas, las commodities de grandes monocultivos como soja y biocombustibles; mecanismos de organización económica en nombre de conceptos presuntamente incuestionables, que, tal como ha planteado Arturo Escobar (2015)[8] conocidamente cargan con amplia destrucción y muerte y son paradójicamente aún aceptados como válidos en cuanto anhelos civilizacionales: progreso y desarrollo.
En América Central en particular, luego de extrema convulsión social vigente durante los años de las guerras civiles centroamericanas, también se instaura y se consolida en la región el neoliberalismo como aparente salida a la crisis económica que venía arrastrándose desde los regímenes militares y dictaduras en la región en el siglo pasado. En las últimas tres décadas el rostro del neoliberalismo en la región centroamericana no es otra cosa sino el despojo del bien público al servicio del capital transnacional, y la imposición de Estados necropolíticos siguiendo el concepto de Achille Mbembe, en complemento y/o contraposición a la crítica biopolítica, de Michel Foucault.[10]
Aunque la intensificación los extractivismos es uno de los rasgos característicos del modelo político-económico neoliberal aun hegemónico, también ha sido modus operandis que caracteriza el neoextractivismo de las experiencias de gestión estatal de izquierdas progresistas, como se ha visto durante la primera década de este siglo XXI en gobiernos sudamericanos , en específico, (aunque por la mitad de la década pasada hubo quienes vieron gobiernos centroamericanos afianzando al progresismo[11]) que han persistido en una ceguera epistémica en la defensa de la lógica del crecimiento económico estatal, así como en la explotación y mercantilización de los bienes naturales, destrucción de formas de vida y despojo de territorios.
Aura Buni, Amurü Nuni (yo para ti y tú para mí).
La frase en el idioma garífuna expresa cosmovisiones que han estado siendo guía de cuidados de este pueblo afro indígena que habita la costa atlántica del istmo centroamericano – principalmente en Belice y en Honduras, pero también en Guatemala y Nicaragua – durante la pandemia de Covid-19 y que es eje de sus existencias y resistencias históricas, según lo que explica la propia Organización Fraternal Negra Hondureña (OFRANEH).[12]
Pueblo nascido del mestizaje entre pueblos arawak, caribes y africanos, de índole matrifocal, y de cultura de posesión comunitaria de la tierra, hace más de dos siglos luchan por la autonomía, por el derecho a cuidar sus tierras ancestrales que hoy son amenazadas principalmente por la plantación masiva de la palma africana, monopolios turísticos y crimen organizado con la complicidad y violencia del Estado hondureño.
Desde el golpe de Estado de Honduras perpetrado en 2009, la situación del sistema de salud y todos los servicios públicos en el país se ha deteriorado gravemente poniendo en riesgo principalmente la vida de las comunidades más vulnerables. Los sucesivos gobiernos han estado promoviendo numerosos actos de corrupción que han saqueado y debilitado el sistema de salud nacional e impulsado la privatización, dejando a la mayoría de la población desatendida en un país azotado por la pobreza. La gestión de la pandemia en Honduras – léase control de movilidad de personas – en manos de la policía y del ejército ha empeorado la situación.
El pueblo garífuna crea entonces contra-estrategias para supervivir la pandemia. Contra un modelo de salud que se limita a intentar curar la enfermedad, enfocan en reforzar el sistema inmunológico de toda la población. Un grupo de personas médicas, enfermeras, biólogas, pedagogas y Buyeis (sanadores, guías espirituales) unieron esfuerzos para integrar el manual ‘Medicina Ancestral Garífuna’; también se hacen ollas comunitarias, porque no hay salud sino hay acceso a la alimentación y a una alimentación sana, y se establecen equipos comunitarios de resguardo y a instalación de retenes de control en las entradas de las comunidades. La organización colectiva garífuna asentada en saberes ancestrales con la priorización de la vida por encima de los intereses del capital son la vía de resistencias también de otros territorios indígenas por toda la región centroamericana, como los Rama-Kriol[13], por poner un ejemplo, que hace siglos también se auto organizan para defenderse.
No es novedad que la defensa de territorios en nada tiene que ver con la defensa incondicional del Estado-nación. Lo nuevo es que lo que hace ahora la Covid-19, globalmente, es agudizar los problemas y convocarnos a pensar y actuar con más decisión y preocupación. Nunca tantas personas han sido confrontadas tan rápidamente con tamaña gravedad y capilaridad de un único problema en tantos territorios sesgados por tantas hipocresías estatales.
Movimientos sociales/Pueblos en movimiento
La articulación de personas en acciones colectivas ha sido un importante motor de transformación social a lo largo de toda la historia humana. Los movimientos sociales son un tipo particular de acción colectiva, y atraviesan una variedad de tipos de movilizaciones.
Un marco de definición fundamental son las conocidas ideas de Sidney Tarrow (2011)[14], quien define un movimiento social como una colectividad excluida que mantiene una interacción sostenida con las elites económicas y políticas en busca del cambio social. Sus elementos centrales, de acuerdo con el investigador de acciones colectivas, Paul Almeida (2020, p.27)[15], son “desafíos colectivos sostenidos por parte de grupos sociales excluidos que intentan protegerse de perjuicios sociales, políticos, económicos y ambientales”.
Almeida afirma que ante la creciente efervescencia que ha adquirido la actividad de los movimientos sociales a lo largo del siglo XXI, algunos expertos predicen que estamos desplazándonos hacia un mundo de “sociedad de movimientos sociales”. Sin embargo, ese mismo autor reconoce que la mayor parte de los estudios sobre movimientos sociales se concentra en las democracias industrializadas del Norte global.
Es de ese tipo de reconocimiento que cobra importancia el concepto de ‘pueblos en movimiento’, en cuanto contraste al de ‘movimiento social’, tema del programa especial de investigación post-doctoral promovido por la Asociación Latinoamericana de Sociología (ALAS)[16] entre 2017-2018 (de lo cual tuve la dicha de participar).
La inspiración del Programa fue la intelectual maya-quiché Gladys Tzul, que en un encuentro en Costa Rica refiriéndose a las luchas mayas en Totonicapán, Guatemala, exclamó: ¡No somos un movimiento social, somos pueblos en movimiento!”, En los años 1960 y 1970 el debate en torno al concepto de “pueblo”, ante su ambigüedad y polisemia en aquellos primeros tiempos del populismo latinoamericano, fue candente. La reciente provocación de Tzul sobre el término permite impulsar una revisión de las categorías con que se estudiaban las acciones colectivas en América Latina, y un diálogo fresco entre los movimientos sociales y las ciencias sociales en la región.
Es desde los pueblos en movimiento que van a surgir nuevos paradigmas civilizacionales. Los movimientos sociales se ven limitados al imaginario de centralidad del Estado-nación al buscar la construcción de nuevos modelos de unidad en sus espacios geopolíticos. El modelo hegemónico extractivista por su propia racionalidad de poder pone en cuestión la autonomía, la defensa de los territorios, los recursos naturales y los saberes de los pueblos de América Latina y el Caribe.
Organización Tecno-Cosmo
Desde 2011, con la sorpresa del estallido de la denominada Primavera Árabe y la posterior serie de revueltas y manifestaciones en diferentes países alrededor del globo inspirados por aquel acontecimiento, el tema de la organización popular ha estado candente en la agenda de innumerables debates y producciones intelectuales. Hay una época de reconfiguraciones sociopolíticas en la era de la web 2.0, muy ligada a esta influencia de la velocidad incontrolable de las nuevas tecnologías digitales, profundizadas dramáticamente en 2020 por el impacto pandémico viral, que generan ondas en reverberación.
‘Tecnopolítica’, término que aún no se ha incorporado al léxico sociopopolítico dominante, es de acuerdo al investigador español Javier Toret (2013)[17] una capacidad organizativa masiva mediada por redes digitales, un patrón de autoorganización de la sociedad red que permite la construcción de estados de ánimo empoderados y la superación de bloqueos mediáticos.
Es un concepto actual con la nueva arquitectura de convocatoria y protesta que surgió de ese período, radicalizado con la pandemia Covid-19, en el que la configuración de un espacio híbrido (digital y físico) se ve como la interfaz constante de acción colectiva que facilitó el surgimiento de nuevos actores sociopolíticos, y que moldea un nuevo prototipo de participación e imaginación política en América Latina. En el caso de Centroamérica, sin embargo, aún no se identifica un movimiento regional robusto, articulador de movimientos frente a la lucha extractiva en todo el istmo, sino colectivos encerrados en sus marcos nacionales, articulados únicamente al interno en cada país de la región.
‘Cosmopolitica’, en su turno, teniendo presente sobre la actualidad del problema de la organización sociopolítica que la forma-Estado es el eje de articulación del debate sobre nuestras posibilidades de destitución/constitución de órdenes sociopolíticas, en general, captura conceptualmente el resultado de la relación entre dos otros conceptos fundamentales y necesarios: ecología política y giro descolonial. Es decir, abogamos por la comprensión de la cosmopolítica como la síntesis del estudio de las relaciones de poder que conducen a problemas de apropiación de los recursos naturales, tal como postula Hector Alimonda, con el reconocimiento de la existencia y relevancia de la colonialidad del poder/ser/saber , como nos ha dejado evidente Aníbal Quijano. Se trata de una posición política que no es solo ambiental, sino de modelo de civilización.
Bajo esa acepción, es fundamental para el debate tomar en cuenta las pluralidades étnicas que, con sus respectivas particularidades históricas y cosmogónicas, inciden en múltiples visiones sobre el significado del Estado y otras categorías políticas. El tema de la apropiación/reapropiación social de la naturaleza, en las palabras de los geógrafos Porto-Gonçalves y Quental-Araújo, es la línea de fuerza que atraviesa esa discusión que, insertada en el grande debate del desarrollo, cada vez encuentra menos condiciones de ignorar la cuestión territorial. Pueblos originarios, campesinos, quilombolas y trabajadores rurales son ejemplos de desterritorializados que, en sus luchas por reterritorialización, invocan a esa línea como el eje vertebrador de una reivindicación por reconocimiento de derechos, y así expanden la discusión para más allá del marco binario entre desarrollo/subdesarrollo.
‘Organización Tecno-Cosmo’ en cuanto noción y propuesta resulta de esta síntesis. La cosmopolítica, esa mirada que interpreta el mundo al margen de lógicas occidentales, tal como ha definido Bernardo Gutiérrez (2016)[18], es el eje estructurador de muchos movimientos latinoamericanos de la actualidad. Es la inspiración organizativa comunitaria de grupos y colectivos que basan su acción en herramientas y plataformas digitales.
La investigación “Nuevas Dinámicas de Comunicación, Organización y Agregación Social. Reconfiguracines tecnopolíticas”[19], concluida en 2016 tras una convocatoria global de OXFAM, coordinada por Gutiérrez, ha buscado entender mejor las “nuevas formas de participación ciudadana” y “procesos sociales sin centro” de América Latina. A pesar de que el estudio prestó especial atención a las redes sociales digitales, una de sus principales conclusiones es que el ADN ancestral colaborativo latinoamericano expresan en algunas cosmovisiones de Abya Yala – como el aura buni, amurü nuni garífuna – conviven en la región con las dinámicas tecnopolíticas.
De ahí la inspiración para nuestro término “organización tecno-cosmo”, que ofrecemos en este texto. El Buen Vivir y la ética hacker, en palabras de Gutiérrez, se enredaron en un proyecto que busca superar la economía del extractivismo. La tecnopolítica articulada con la cosmopolítica es la combinación de donde podrá emerger un post-capitalismo global basado en la movilización digital de cosmovisiones y prácticas en Abya Yala/Latinoamérica, cosmopolíticas y tecnopolíticas.
Con estas reflexiones esperamos contribuir, en específico, en la construcción de interrelaciones entre luchas centroamericanistas y pueblos centroamericanos en sus experiencias propias y únicas en los territorios ístmicos de América Central, y así catalizar existencias y resistencias centroamericanas,
*ALEKSANDER AGUILAR-ANTUNES, de nacionalidades brasileña y salvadoreña, es periodista, académico, escritor y articulador político-cultural. Doctor en Ciencias Políticas (UFPE-Brasil), Máster en Estudios Internacionales (Universtitat de Barcelona – España) Licenciado en Letras y Graduado en Comunicación Social. Es el fundador y coordinador de la Articulación Centroamericanista ‘O Istmo’ (www.oistmo.com) y miembro del Grupo de Trabajo CLACSO “El istmo centroamericano repensando los centros: subjetividades, narrativas y geopolíticas”. Fue miembro del equipo de investigación ALAS en el programa post-doctoral ‘América Latina y sus Pueblos en Movimiento’, en Costa Rica (2017-2018). Actualmente (2019-2021) trabaja en su concepto de ‘articulaciones subalternas’ como investigador post-doctoral del Programa de Posgrado en Política Social y Derechos Humanos de la Universidad Católica de Pelotas (UCPel-Brasil).
[1] CNN BRASIL (04 de julio de 2020) – ‘O século 21 começa nesta pandemia’, diz Lilia Schwarcz – https://www.cnnbrasil.com.br/nacional/2020/07/04/o-seculo-21-comeca-nesta-pandemia-analisa-a-historiadora-lilia-schwarcz
[2] LE MONDE DIPLOMATIQUE (25 de abril de 2020) – La pandemia y el sistema-mundo – https://mondiplo.com/la-pandemia-y-el-sistema-mundo
[3] EL FARO (02 de julio de 2020) – El hambre blanca – https://elfaro.net/es/202007/el_salvador/24602/El-hambre-blanca.htm
[4] CNN EN ESPAÑOL (29 de diciembre de 2020) – La comida y el agua potable escasean en Centroamérica por huracanes y pandemia – https://cnnespanol.cnn.com/video/pandemia-huracanes-impacto-centroamerica-programa-mundial-alimentos-pkg-merlin-delcid/
[5] O ISTMO (17 de julio de 2020) -Nuestro boletín #1 en Clacso: Pandemia y pandemonio en Centroamérica – https://oistmo.com/2020/07/17/nuestro-boletin-1-en-clacso-pandemia-y-pandemonio-en-centroamerica/
[6] LAS FRONTERAS DEL NEOEXTRACTIVISMO EN AMÉRICA LATINA – http://calas.lat/sites/default/files/svampa_neoextractivismo.pdf
[7] REBELIÓN (17 de enero de 2007) – https://rebelion.org/la-larga-noche-de-los-500-anos/
[8] DECRECIMIENTO, POST-DESARROLLO Y TRANSICIONES: UNA CONVERSACIÓN PRELIMINAR- http://www.revistas.unam.mx/index.php/inter/article/view/52392
[10] Estevez, Ariadna (2018). BIOPOLÍTICA Y NECROPOLÍTICA: ¿CONSTITUTIVOS U OPUESTOS? – http://www.scielo.org.mx/pdf/espiral/v25n73/1665-0565-espiral-25-73-9.pdf
[11] Cuevas, Molina (2007). EN CENTROAMÉRICA SE AFIANZA EL PROGRESISMo – https://www.surysur.net/en-centroamerica-se-afianza-el-progresismo/
[12] PILKARA MAGAZINE (08 de julio de 2020) -Desde el pueblo garífuna construimos una alternativa de salud y vida digna que desafía al sistema actual – https://www.pikaramagazine.com/2020/07/desde-el-pueblo-garifuna-construimos-una-alternativa-de-salud-y-vida-digna-que-desafia-al-sistema-actual
[13] Aguilar-Antunes, Aleksander (2018) – Territorios, identidades y canales: pueblos centroamericanos entre la geopolítica y la cosmopolítica – http://sociologia-alas.org/2019/01/28/libro-america-latina-y-sus-pueblos-en-movimiento-dra-nora-garita/
[14] POWER IN MOVEMENT SOCIAL MOVEMENTS AND CONTENTIOUS POLITICS – https://voidnetwork.gr/wp-content/uploads/2016/09/Power-in-Movement.-Social-movements-and-contentious-politics-by-Sidney-Tarrow.pdf
[15] MOVIMIENTOS SOCIALES : LA ESTRUCTURA DE LA ACCIÓN COLECTIVA – https://www.clacso.org/wp-content/uploads/2020/09/01-Paul-Almeida.pdf
[16] AMÉRICA LATINA Y SUS PUEBLOS EN MOVIMIENTO – http://sociologia-alas.org/2019/01/28/libro-america-latina-y-sus-pueblos-en-movimiento-dra-nora-garita/
[17] TECNOPOLÍTICA: LA POTENCIA DE LAS MULTITUDES CONECTADAS. EL SISTEMA RED 15M, UN NUEVO PARADIGMA DE LA POLÍTICA DISTRIBUIDA – https://in3-working-paper-series.uoc.edu/in3/en/index.php/in3-working-paper-series/article/view/1878.html
[18] AMÉRICA LATINA: DE LA COSMOPOLÍTICA A LA TECNOPOLÍTICA – https://www.opendemocracy.net/es/democraciaabierta-es/am-rica-latina-de-la-cosmopol-tica-la-tecnopol-tica/
[19] NUEVAS DINÁMICAS DE COMUNICACIÓN, ORGANIZACIÓN Y ACCIÓN SOCIAL EN AMÉRICA LATINA. RECONFIGURACIONES TECNOPOLÍTICAS – https://www-cdn.oxfam.org/s3fs-public/file_attachments/nuevas_dinamicas_de_comunicacion_organizacion_y_accion_social_en_americalatina._reconfiguraciones_tecnopoliticas.pdf
[20] O ISTMO (17 de septiembre de 2020) – Centroamérica hoy cuestionando el pasado y promoviendo el futuro: 2020 el año del desafío pandémico / 2021 el año de la propuesta del bicentenario – https://oistmo.com/2020/09/17/centroamerica-hoy-cuestionando-el-pasado-y-promoviendo-el-futuro-2020-el-ano-del-desafio-pandemico-2021-el-ano-de-la-propuesta-del-bicentenario/